sábado, 6 de febrero de 2010

El uso de la Fuerza en la intervención policial.

El uso de la Fuerza en la intervención policial.

Da igual a que cuerpo pertenezca, Seguridad privada, Policía, guardia civil, militar, funcionario de prisiones etc.… siempre en algún momento de tu carrera profesional, vas a tener que hacer uso de la fuerza.

Nosotros como profesionales de la seguridad debemos tener muy claro como, cuando y de qué forma debemos de emplearla.

Tanto Naciones Unidas, la UE y la Legislación Penal recoge, como se debe emplear la fuerza por el funcionario encargado de hacer cumplir la ley.

Los requisitos para el correcto empleo de la fuerza son:

1.- Inicialmente se ha de recurrir a medios no violentos (Judo Verbal).

2.- La fuerza se usará solo en los casos estrictamente necesarios, siempre bajo fines lícitos marcados por la ley y de forma proporcional. (Uso de la Defensa personal Policial)

3.- Se dispondrá de una gama amplia de medios para que se pueda hacer un uso diferenciado de la fuerza (Armas no Letales).

4.- Se debe recibir adiestramiento continuado tanto en defensa personal policial, manejo o uso de armas no letales como de armas letales.

Como todos sabemos, casi siempre fallan los puntos 3 y 4, es decir, No se dispone de una gama amplia de Armas no Letales, que hay muchas y muy apropiadas para usarlas en intervenciones donde por carecer de ellas se ha pasado de hacer uso de medios no violentos (Judo verbal), o de una técnica de DPP, al uso de una arma letal teniendo como resultado un desenlace fatal, tanto para la víctima como para el policía que se ha visto obligado al uso de la misma.

Y sobre todo, el adiestramiento continuado, suele brillar por su ausencia si no perteneces a una unidad especializada.

La Pirámide del Uso de la Fuerza nos muestra claramente el orden a seguir:

Como condición previa debemos valorar con quien nos enfrentamos y en qué situación o tipo de intervención policial nos encontramos.

Se plantean tres situaciones:

Situación Normal: la más común de las intervenciones policiales, donde los actuantes adoptan medidas de precaución básicas porque “aparentemente” el sujeto con el que se interviene no es peligroso.

Situación de Alerta: es aquella donde los individuos con los que vamos a intervenir pueden ser peligrosos y por ello tomamos medidas especiales de Autoprotección.

Situación de Peligro: donde sabemos con seguridad que intervenimos con personas peligrosas y por lo tanto las medidas de autoprotección son las más elevadas y el paso por los distintos estados de la pirámide de la fuerza será posiblemente más rápido.

En la mayoría de las situaciones culminaremos nuestra intervención, cuando sea necesario usar la fuerza, con técnicas de Defensa Personal Policial (DPP).

Por ello debemos tener muy claro los principios fundamentales de la DPP a la hora de intervenir.

Los principios son:

1 Valoración de la situación Policial (Normal, Alerta y Peligro).
2 Evaluación del resultado de la Intervención.
3 Conocimientos en Usos y Medios Propios.
4 Conocimientos en Usos y Medios del Sujeto.
5 Conocimiento de la Técnica adecuada a la situación que nos enfrentamos.
6 Culminación de la intervención mediante técnicas de Intervención Policial.

Para ello debemos tener una formación adecuada y sobre todo continuada, y es aquí donde radica el problema.

Es por esto por lo que intervenciones que deberían acabar rápidamente se alargan, donde por no estar debidamente entrenados se producen lesiones a los policías y de forma involuntaria a los sujetos sobre los que se actúa.

lunes, 1 de febrero de 2010

EL ESPOSAMIENTO

EL ESPOSAMIENTO

Toda intervención en el ámbito policial se puede clasificar en función de su

riesgo potencial en tres situaciones: normal,, alerta y peligro. Dentro del equipamiento que porta el policia son, sin duda, las esposas las que con más frecuencia utiliza, y un elemento de seguridad imprescindible al efectuar una detención.

El orden cronológico ante una detención con riesgo ha de ser siempre:
CONTROL > ESPOSAMIENTO > CACHEO
El esposamiento es la técnica policial encaminada a conseguir la inmovilización
de las manos de una persona mediante la utilización de unos útiles con el fin de evitar agresiones o fugas durante el traslado a una dependencia policial y/o judicial.
Existen una serie de normas de seguridad que es necesario observar siempre.
Antes de iniciar el esposamiento es necesario ejercer un control efectivo. Hasta ese momento los grilletes permanecerán en su funda.
Los grilletes deben estar dentro de la funda con la cadena, bisagra o virola hacia abajo para poder extraerlos con facilidad. Deben estar colocados en la parte de atrás del cinturón al alcance de ambas manos.
El esposamiento deberá hacerse siempre de tal forma que las manos queden a la espalda y dorso contra dorso, salvo en casos puntuales (mujer embarazada . ..)

Posiciones básicas de colocación de grilletes, posición normal y posición técnica.

NORMAL:

TECNICA:

Nunca debemos poner nuestra pierna entre las del individuo, podría derribarnos o golpearnos el bajo vientre.
No debe esposarse el detenido a un lugar fijo ni dejar que se espose el mismo.
Activar los seguros de las esposas una vez colocadas para evitar que el detenido se las apriete excesivamente, obligándonos a aflojársela o causándose heridas.
Una vez esposado debemos cachear.
Elementos principales: son los elementos de sujección.
Grilletes metálicos: de cadena, de virola, de bisagra, rígidos y de pulgares.
Lazos de seguridad.
Bridas de seguridad.

ELEMENTOS AUXILIARES:

Son aquellos necesarios para la realización de una intervención policial con unas mínimas garantias de protección personal.

LA VOZ: Alta y clara dejando claras sus intenciones y autoridad.

LA ACTITUD: Firme y decidida, sin ser provocativa.

LA UNIFORMIDAD: En perfecto estado, que cause respeto y sensación de autoridad.

LAS TRANSMISIONES: En funcionamiento.

LA PREPARACIÓN: Que permita solventar adecuadamente cualquier intervención.

LA INFORMACIÓN De la intervención en si debe ser lo más concreta posible antes de comenzar la misma.

EL ENTORNO: Valorando la hostilidad.

EL CACHEO

EL CACHEO

Es una técnica policial consistente en descubrir o incautar: armas u objetos que pudieran resultar peligrosos para nuestra integridad fisica, efectos de un delito o útiles necesarios para perpetrarlo.

El cacheo deberá ser:

Minucioso, extenso, rápido y metódico.
En situaciones de alerta y peligro se realizará siempre después del esposamiento.
Cuando no hay situación plena de control, actuar con el individuo desequilibrado o en desventaja.
Se debe realizar en el sitio más discreto posible.
Con una mano se controla y con la otra se le cachea.
No se debe palmotear con la mano sino pasarla por encima hasta estar seguro de que no oculta nada.
Se debe empezar el cacheo por la zona a la que el detenido puede acceder incluso con las manos esposadas, es decir, la zona lumbar.
Se debe cachear en todas las partes. Hay determinadas zonas del cuerpo, como por ejemplo la zona inguinal, que causa un cierto reparo tocarlas, circunstancia de la que se aprovechan los delincuentes para utilizar aquellas como zonas preferentes para ocultar objetos.
Es una buena costumbre seguir siempre el mismo orden para no olvidarse mirar en algún sitio. No se trata de un procedimiento rígido, sino que se debe adaptar a las circunstancias específicas de cada caso, por lo que la afirmación anterior debe de entenderse como aplicable con carácter general.
No debe olvidarse el mirar el interior de bolsos, maletines, etc., no dejando que el detenido lleve ninguno de estos objetos en la mano durante el traslado.
Hay que repartirse los papeles, mientras uno interviene el otro protege. Este último a de estar atento a posibles reacciones del detenido y del entorno.
Si fuera necesario mantener vigilado al detenido deberá hacerlo quien realiza la misión de protección.
Si encontramos armas debemos mantenerlas fuera del alcance del detenido o de terceras personas. En ningún caso se deben arrojar las armas al suelo.
El encargado de realizar el cacheo debe mantener puntualmente informado al que protege de cualquier novedad que se produzca.
Debemos prestar especial atención a posibles armas ocultas u objetos susceptibles de ser utilizados como tales.
Es muy importante continuar con el cacheo incluso aunque encontremos un arma, puesto que siempre existe la posibilidad de que el detenido porte varias.

domingo, 24 de enero de 2010

La Preparación Mental del Policia en las Intervenciones Policiales

La Preparación Mental del Policia en las Intervenciones Policiales
Mª Dolores Pérez Bravo
Psicóloga del Grupo Táctico Policial GTP – Formación
Colegiada número CM 01017

Introducción
Algunos estudios empíricos han puesto de manifiesto que la emoción más experimentada por los agentes de policía es el estrés (Pacheco, 2004). De hecho, el trabajo del policía está fuertemente vinculado al estrés por dos razones fundamentales:

a.La mayoría de las veces, el policía desarrolla su profesión y su labor en un entorno conflictivo y arriesgado, sobre todo, cuando debe actuar o intervenir en situaciones de seguridad y atención ciudadana. En otras ocasiones, las intervenciones policiales aparentemente resultan ser inofensivas pero pueden complicarse hasta convertirse en situaciones críticas y peligrosas.

b.Por otro lado, las herramientas de trabajo del policía el arma, la defensa y/o bastón policial, generan o añaden un riesgo que puede considerarse como factor de estrés.

Por estas razones, es necesario que el agente de policía reúna una serie de requisitos o condiciones que le ayuden a enfrentar con éxito cualquier tipo de situación estresante, crítica o peligrosa que surja o pueda surgir en sus intervenciones policiales.

Estos requisitos hacen referencia a:

•Mantener una perfecta condición física;
•Disponer de una preparación y formación en tácticas policiales, así como, de una práctica y un entrenamiento adecuados de las mismas;
•Poseer una formación técnica de tiro policial y conocimientos sobre el propio arma, además, de que ésta sea lo suficientemente eficaz;
•Por último, y no por ello menor importante, conseguir una perfecta condición psicológica y un adecuado control mental sobre situaciones estresantes.


Factores de Riesgo y Factores de Protección del policía

Los principales factores de riesgo a los que el agente de policía debe hacer frente en una situación crítica, que pueda ocurrir en una determinada intervención policial, son las consecuencias y los efectos que produce, a nivel fisiológico, cognitivo y conductual, la activación corporal producida por el estrés.

Las consecuencias y los efectos negativos del Estrés
ante situaciones de crisis. (Basado en Herrero, 2002; Pecci, 2005)

CONSECUENCIAS CONDUCTUALES: Estilos de afrontamiento inadecuados.

EFECTOS:

Ataque o lucha mediante el uso incontrolado de la fuerza física y una posterior disminución del rendimiento por el agotamiento y desgaste corporal.

Huída mediante la evitación o negación de la amenaza.

Paralización por el miedo, indefensión, desesperanza, fatalismo, mediante sentimientos que revelan el verse superado por la amenaza.


CONSECUENCIAS COGNITIVAS.

EFECTOS:

Distracción del pensamiento;

Pérdida de la capacidad analítica del pensamiento o “pensamiento bloqueado”.

Pérdida de memoria;

Pensamientos de distracción intrusiva.


CONSECUENCIAS FÍSICAS.

EFECTOS:

Distorsiones sensoriales, visuales y auditivas: Alteraciones temporales y alteraciones en la sensibilidad corporal; “Exclusión auditoria” o disminución auditiva; “Efecto túnel” o focalización de la atención, producida por cambios en la agudeza visual y pérdida de la visión periférica.

Amnea o incapacidad para hablar en los primeros instantes de las situaciones de estrés;

Expresiones faciales de miedo;

Pérdida de las habilidades motoras.


A pesar de ello, el policía cuenta con un potente factor de protección para poder minimizar dichas consecuencias y efectos: la preparación mental o psicológica ante situaciones de crisis. Esta preparación mental consiste principalmente en que el policía:

1.Tenga conocimientos sobre las consecuencias y los efectos que produce el estrés en su propio cuerpo;

2.Reconozca y sea consciente de las propias reacciones en una situación de estrés;

3.Entrene algunas técnicas psicológicas básicas y efectivas que le ayuden a mejorar el control mental en este tipo de situaciones.

Por tanto, se podría establecer una “pirámide en entrenamiento psicológico del policía” en la que el agente debe aprender a entrenar las técnicas psicológicas de relajación y respiración, de visualización e imaginación, y de concentración. De forma que, realizando previamente ejercicios de relajación y respiración, el policía puede mejorar el control de la propia activación fisiológica producida en una situación de estrés. Además de que con los ejercicios de visualización, que consisten en imaginar con el pensamiento las posibles situaciones a las que se puede tener que enfrentar, para analizar y buscar las mejores soluciones o alternativas para resolverlas, el agente de policía consigue mejorar la velocidad de reacción e improvisación de respuestas adecuadas y puede adaptarse con mayor facilidad a situaciones de gran presión psicológica.


“Pirámide de entrenamiento psicológico para el policía”




Como complemento al entrenamiento de los ejercicios nombrados, cabe destacar la importancia de conjugarlos con la realización de simulaciones o “role-playing” de situaciones de crisis en las que se genere un elevado nivel de estrés. De esta forma, se consigue adquirir, de una forma más controlada, determinadas experiencias reales de afrontamiento al estrés.

Sin embargo, estas simulaciones deben realizarse de forma gradual, de menor a mayor dificultad, para evitar en el policía un desbordamiento emocional o un posible “trauma” por la adquisición de algún miedo.

Conclusiones
El agente de policía debe estar preparado psicológicamente para enfrentarse a cualquier situación de estrés que se produzca en sus intervenciones policiales. De hecho, el policía que cuente con una adecuada preparación mental estará en una posición más óptima y ventajosa para afrontar el estrés de la intervención policial que otro agente cuya preparación mental sea inferior o menos adecuada. Por ello, todo policía debería ser consciente de esta necesidad y debería fomentar su entrenamiento mental para mejorar su desempeño profesional.

Bibliografía
•Centre de Recerca Thomas Becket (2005), “Efectos sobre la salud del trabajo de policía. Su incidencia en la carrera laboral”.
•García, A.I. (1999), “Cómo afecta el estrés al sistema inmune”. Boletín de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) nº 10, 13-26.
•Herrero, F.P., (2002), “Preparación mental para situaciones de alto estrés. La mente, el arma más poderosa”. Revista Sector Seguridad, nº 2; 30 – 32.
•Marcuello, A.M.; Barreiro, J.S.; Martínez, M.P. (2005), “Valor preventivo de la cohesión moral de grupo en la reacción de estrés de combate (REC)”.
•Mingote, J.C. y Pérez, F. (1999), “El estrés del médico. Manual de autoayuda”. Madrid: Ed. Díaz de Santos.
•Myers, D. (1994), “Psicología”. Madrid: Ed. Médica Panamericana.
•Pacheco, A. (2004), “Evaluación conductual de profesionales de la seguridad: El análisis funcional de la conducta aplicado a la policía”. Madrid: I Congreso de Psicología Jurídica en red – Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
•Pecci, J. (2005). “Manual de tiro táctico policial y de defensa”. Madrid: Ed. Gráficas lider. Páginas 27 – 35.
•Sánchez, J.J., Sanz M.A., Apellaniz,A. Pascual, A. (2001), “Policía y estrés laboral. Estresares organizativos como causa de morbilidad psiquiátrica”. Revista de la Sociedad Española de Salud Laboral en la Administración Pública (S.E.S.L.A.P.), Vol. 1, nº 4, 21-25.
•Sanz-Carrillo, C., García-Campayo, J., Rubio, A., Santed, M.A., Montoro, M., “Validation of the spanish version of the Perceived Stress Questionnaire”. Journal of Psychosomatic Research 2002; 52: 167-72.
•Yagüe, M. (1994), “Psicología Policial”. Revista del Colegio Oficial de Psicólogos Papeles del Psicólogo, nº 60.
•Zaldívar, D.F. (2005). “Enfrentamiento a situaciones de emergencia”.